domingo, 17 de febrero de 2019

Dolmen de Matarrubilla (Valencina de la Concepción)

Después de la entrada del dolmen de la Pastora (picar aquí para verlo), pasamos al dolmen de Matarrubilla que se encuentra muy próximo.



De hecho la entrada al dolmen de Matarrubilla viene precedida por la visita al museo que se encuentra en la Casa de la Cultura, sito en la Plaza de España. La visita a los dos dólmenes puede hacerse una tras la otra.


El enclave arqueológico de Valencina posee más de 400 hectáreas y es considerado como una verdadera capital del sur de la península ibérica durante el III milenio antes de cristo. En el Museo de Valencina, monográfico del yacimiento prehistórico, los objetos procedentes de las excavaciones, los panales explicativos, las maquetas o los audivisuales nos ayudan a comprender cómo era la vida y la muerte en este lugar del Aljarafe. Entre las piezas a destacar de este museo se podrían mencionar las relacionadas con el trabajo del cobre: sierras, punzones, hachas... Además de elementos como crisoles u hornos. También se pueden encontrar cerámicas, puntas de flecha, representaciones simbólicas (ídolos)  y ornamentos como cuentas de collar la bellota esculpida  en caliza.

Pero vayamos ya al dolmen en sí.







Tras esta puerta hay unas escaleras un pelín empinadas

Este dolmen se descubrió en 1917 en unos terrenos en los que se apreciaba una gran losa granítica fragmentada correspondiente a la cubierta de la cámara sepulcral. Una gran piedra con entalladuras laterales da paso al inicio del corredor que se realiza con mampostos de piedra.



Según el estudio, publicado en la revista Journal of Archaeological Science, este enorme bloque que pesa más de 2.000 kilos fue tallado en una roca especial y transportado por mar desde la otra orilla del antiguo golfo del Guadalquivir, hace unos 5.000 años. Se trata así de la primera evidencia confirmada de transporte fluvial o marítimo de un megalito en la prehistoria ibérica. Además, ya estaba allí entre 1800 y 800 años antes de que se construyera el dolmen.

La «pila» de Matarrubilla tiene forma rectangular con una depresión tallada en su parte superior, mide 1,7 metros de largo por 1,2 de ancho y casi medio metro de alto, y pesa más de dos toneladas. Fue descubierta en 1917 dentro de un dolmen o tholos (una tumba circular con cámara y corredor) hoy llamado de Matarrubilla, en el yacimiento de Valencina de la Concepción, el mayor asentamiento de la Edad del Cobre en Europa.

Es una estructura funeraria con corredor  y cámara circular con una longitud total de 32 metros.


La cubierta se realiza con grandes losas mientras que el suelo es de arcilla apisonada.











Se trata de un bloque de piedra excepcional tanto por su tamaño como por el material de que está hecho, una roca llamada cataclasita yesífera que presenta vetas de colores verdes, blancos y rojos, y que no se encuentra en los alrededores de Valencina. Es la única de su tipo documentada hasta la fecha en la Península Ibérica, con paralelos solo en Irlanda y Malta, señala el estudio.

Los investigadores rastrearon el origen de la piedra y descubrieron que procedía de la otra orilla del antiguo golfo del Guadalquivir, que en aquella época se adentraba tierra adentro. La roca más similar se encuentra cerca de Las Cabezas de San Juan (Sevilla), a unos 55 kilómetros en línea recta, por lo que el bloque necesariamente tuvo que ser transportado a través del agua y luego cuesta arriba hasta su ubicación final, explica el estudio.

El hallazgo demuestra que las comunidades prehistóricas de la Península Ibérica ya tenían la tecnología necesaria para mover estas grandes piedras en barcas o balsas. El transporte de megalitos por agua está documentado en otros lugares de Europa como Stonehenge (Inglaterra) o Newgrange (Irlanda), pero nunca antes se había confirmado en España. Una vez en la orilla occidental, el bloque habría sido arrastrado 3 kilómetros cuesta arriba hasta Valencina, probablemente usando trineos tirados por personas o bueyes, detallan los investigadores.

Mediante la técnica de luminiscencia ópticamente estimulada (OSL), que permite medir cuándo los minerales fueron enterrados por última vez, los científicos determinaron que la «pila» fue colocada en su ubicación actual dentro del dolmen entre el año 4544 y el 3227 a.C., mientras que el tholos se construyó alrededor del 2700-2400 a.C., entre 1800 y 800 años después. Esto sugiere que la pila de piedra puede haber estado en su lugar antes de que se construyera el tholos, posiblemente como parte de un monumento anterior no documentado, concluye el estudio.


En algunas partes pueden apreciarse los dedos de los constructores en el barro
Y ya salimos del tholos

Hasta hace poco, para visitar este dolmen había que bajar con linternas. Esto cambió a partir del día 1 de febrero de este mismo año.


Y como esta entrada se está quedando "corta" voy a hablar de otros 3 dólmenes cercanos a Matarrubilla y la Pastora.


Dolmen de Ontiveros
No se puede visitar de ordinario, porque se encuentra debajo de una finca particular. 



El emplazamiento geográfico se encuentra entre el megalito de La Pastora y el de Matarrubilla.


Los trabajos de aterrazamiento para la ubicación de unos jardines sacaron a la luz este dolmen. De esta construcción megalítica tan solo pudo investigarse unos 10 metros de corredor, estimándose que la cámara se situaría bajo la actual casa. 

Banco de imágenes del Patrimonio Cultural Andaluz
La construcción se realizó con las lajas de pizarra, tanto en las paredes como en la cubierta, señalándose la presencia de un espacio previo semicircular, a modo de vestíbulo que embocaba en la entrada, la cual aún conservaba restos de pigmentos de color rojo. Sobre el suelo se localizaron restos humanos correspondientes a dos individuos que estaban cubiertos por pequeñas pizarras. Entre el ajuar destaca un conjunto de 16 puntas de flecha con aletas, talladas en cristal de roca y con finos retoques que reflejan una gran destreza técnica. La cronología propuesta señala la mitad del segundo milenio, 1.500 A.N.E. (es decir, hace más de 3.500 años).

Banco de imágenes del Patrimonio Cultural Andaluz

Dolmen del Señorío (Castilleja de Guzmán)
En el año 1993 se descubrió en Castilleja de Guzmán la ubicación de un dolmen tipo tholos. Hasta aquí, todo correcto. Pero llegó el boom urbanístico. Y con él una zona muy golosa para hacer unas viviendas. ¿Qué se hizo con el tholos? ¿Se realizó un trazado en el que convivieran las viviendas con el tholos? ¿Se trasladó de lugar?

NOOOO. MUCHO MEJOR. Se destruyó el tholos, se construyeron las viviendas y se construyó una réplica en un lugar un poco más apartado. ¡Qué pena!


Dolmen de Montelirio (Castilleja de Guzmán)
Y vamos a terminar con algo que levante un poco la moral, porque el dolmen anterior a mí me ha dado una gran bajona. El tholos de Montelirio no se puede visitar y sus objetos y restos se almacenan actualmente en el Museo de Arqueología de Sevilla.

Trabajos de preservación del dolmen
Lo curioso de este dolmen es que en él se encontraron restos humanos y ajuares con sofisticadas túnicas, nunca vistas en ningún yacimiento y hechas de decenas de miles de cuentas perforadas y ornamentos de concha, ámbar y marfil, material este último de procedencia africana que denotaba que el dolmen estaba en una región de paso entre continentes. Además se hallaron objetos de cuarzo que también se asociaban con lo esotérico, además de las mencionadas túnicas de cuentas que, con sus diez kilos de peso, debían tener un uso ceremonial.


Lo único seguro sobre los cuerpos hallados es que fueron inhumadas en la cámara principal del megalito hace unos 4.800 años. Los prehistoriadores desconocen si murieron a la vez, así como qué provocó su fallecimiento. Pero sí saben que se trata de 20 personas (al menos 15 mujeres y 5 individuos de sexo no identificado, pero más que probablemente féminas) ataviadas con espectaculares vestidos trenzados con miles de cuentas de entre 3 y 4 milímetros de diámetro y que portaban colgantes de marfil y ámbar en forma de bellotas y se cree que eran las sacerdotisas del templo, Ahora, una investigación de un amplio equipo liderado por el catedrático Leonardo García Sanjuán, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, desvela uno de los grandes misterios del megalitismo peninsular: murieron con una edad media de 31 años y entre grandes dolores, envenenadas por mercurio, aunque cabe la posibilidad de que mientras sufrían los efectos del veneno fueran rematadas de forma violenta.

A continuación un vídeo de la presentación del libro sobre la excavación del tholos de Montelirio.



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