lunes, 12 de febrero de 2018

Real Alcázar XI. El palacio del rey don Pedro I. Vestíbulo

Entrada anterior del Real Alcázar: Cuarto Real Alto.

Si volvemos al Patio de la Montería, deberemos dirigirnos hacia la puerta del Palacio de Pedro I, puerta que ya vimos dentro de una de las entradas anteriores, concretamente en la del Patio de la Montería.


Bajamos pues, por las escaleras del Cuarto Real Alto, dejamos a la izquierda el Cuarto del Almirante (4) y nos dirigimos al Patio de la Montería (3) para atravesar la puerta del Palacio de Pedro I.



Al entrar por la puerta llegamos al Vestíbulo (1)
Cuando Pedro I construyó este palacio, pensaba sin dudar que tenía enemigos poderosos, incluso en su propia familia (sus hermanastros y su propia madre María de Portugal) y que, por tanto, debía protegerse. Este vestíbulo le proporcionaba a don Pedro ayuda para preservar su seguridad, ya que de él parten dos estrechos pasillos, siguiendo un recorrido en eje quebrado, propio del gusto musulmán por mantener la privacidad de los espacios interiores:


  • El pasillo de color azul (el que va hacia arriba) era la entrada oficial, o parte protocolaria que da acceso al "Patio de las Doncellas".
  • El otro acceso es el que se muestra en la imagen de arriba de color rojo (y que va hacia abajo): un angosto y oscuro pasaje que desemboca directamente en la zona más privada de las dependencias del rey: el "Patio de las Muñecas". Gracias a este pasillo este podía, en caso de peligro, salir rápidamente sin que la Corte se diera cuenta.


El techo de este vestíbulo estaba decorado con pinturas y policromías inspiradas en las matemáticas, la naturaleza o la geometría. Decoraciones que hacían los artistas árabes contratados por el rey cristiano don Pedro I, al igual que los zócalos de alicatado que forran la parte baja de las paredes.


La parte alta de las paredes fueron forradas con paneles de yesería empleando motivos vegetales mezclados con inscripciones árabes. En el friso, bajo el artesonado del techo, una inscripción dice: La felicidad y la prosperidad son beneficio del sustentador de las criaturas: Alá.

Destacar que justo encima de algunos arcos aparecen conchas, valvas o veneras como símbolo de fertilidad.




Una de las costumbres musulmanas que más llama la atención incluso hoy día, es como aprovechaban y recuperaban materiales provenientes de otras construcciones. Así, las cuatro columnas de este vestíbulo poseen capiteles distintos. Tres de estos capiteles se cree que proceden de la antigua basílica visigoda de Sevilla, mientras que el cuarto es romano.

Las tres columnas con capiteles visigodos

El capitel romano

Sigamos hacia la entrada oficial para entrar en el Patio de las Doncellas. Este "itinerario" era el que debía realizarse para poder tener audiencia con el rey don Pedro.

Justo antes de entrar en el Patio de las Doncellas hay un pequeño hueco de escalera a la izquierda en el que en la parte de arriba hay dos pequeñas cúpulas. Estas dos mini-cúpulas son los vestigios de la época islámica que aún quedan en el Real Alcázar.


Los puntos rojos son las columnas con los capiteles visigodos y romano.
El triángulo es el lugar donde se pueden ver las dos pequeñas cúpulas.


Siguiente entrada del Real Alcázar: El Patio de las Doncellas.

sábado, 10 de febrero de 2018

Real Alcázar X. Cuarto Real Alto.

Entrada anterior del Real Alcázar: Casa del Asistente.

Como ya dije con anterioridad, esta entrada corresponde al Cuarto Real Alto, que como su propio nombre indica está en el nivel superior del Alcázar.

Hoy en día esta parte del Real Alcázar es la residencia oficial de los reyes de España en la ciudad. A lo largo del tiempo se han ido sucediendo reformas y ampliaciones del original Palacio del rey don Pedro, realizadas por los distintos reyes, principalmente durante los siglos XVI, XVII y XIX. 

En un principio (con el rey don Pedro) esta parte solo tenía dos habitaciones: el dormitorio del rey don Pedro (26) y la Sala de Audiencias (28). Con la llegada de los Reyes Católicos estos creyeron conveniente edificar el piso superior para pasar las temporadas de invierno de Sevilla (aunque yo creo que más que por el frío fue por la humedad por la que hicieron esta parte alta).

Las salas que lo componen están vinculadas a numerosos episodios de la historia, ya que en estas estancias se alojaron reyes como Don Pedro I de Castilla "el justiciero", los Reyes Católicos, el Emperador Carlos V, Felipe II, Isabel II, etc.



Saldremos de La Casa del Asistente y, girando a la izquierda, subiremos las escaleras.


En la imagen superior saldremos de la puerta de la izquierda y subiremos las escaleras del vano de la derecha.

La escalera que da acceso al Cuarto Real Alto es la principal de todo el conjunto del palacio. Fue construida durante el reinado de Felipe II en el siglo XVI.




La corona un bello artesonado de casetones poligonales con talla de flores en el centro.


El tapiz de la pared frontal (que se encuentra en estos momentos en restauración) es del siglo XVII, realizado en Bruselas y representa una escena mitológica: "Dido y Eneas".

Foto antigua del tapiz antes de su proceso de restauración.
El zócalo de azulejos que la recorre, es una copia de los originales que se encuentran en el Convento de Madre de Dios de Sevilla.

El sitio donde debería estar el tapiz y los azulejos.

Una vez llegados arriba hay que explicar unas cuantas cosas:




Si bien la parte izquierda (30) sigue perteneciendo al Real Alcázar, la parte derecha son las estancias de los Reyes de España en Sevilla. Eso significa varias cosas:

  • La entrada para la parte derecha es, a día de hoy (10/02/2018) de 4,5€ que hay que sumárselo a la entrada general.
  • Estas entradas se agotan muy rápidamente, ya que solo se puede acceder por las mañanas (de 11:00 a 13:30).
  • La entrada se realiza en grupos reducidos y dura una media hora, por lo que solo hay seis visitas por día.
  • La entrada incluye una audio guía que va describiendo las estancias.
  • No se permiten mochilas, bolsos ni fotografías.

Sabiendo todo esto, vamos a hacer un recorrido por esta zona con fotografías autorizadas.

Entrada a la zona "real".



20: Dormitorio de Isabel la Católica
21: Capilla de Isabel la Católica
22: Antecomedor
23: Comedor de Gala
24: Sala de Fumar
25: Mirador de los Reyes Católicos
26: Dormitorio de Pedro I
27: Antesala de Audiencias
28: Sala de Audiencias
29: Sala de Billar

11: Patio de las Doncellas. Este patio es solo visto desde arriba, ya que no se tiene acceso desde esta zona del Real Alcázar.

Sala de Audiencias (28). Fotografía: El Correo de Andalucía.
Comedor de Gala (23). Fotografía: El Correo de Andalucía.

Pintura de Murillo "San Francisco Solano y el toro". Fotografía: El Correo de Andalucía
En 1810, durante la invasión francesa, el mariscal Soult convirtió el Real Alcázar en sede del denominado "Museo Napoleónico". Este supuesto museo en realidad pretendía la sustracción de las obras de la ciudad de Sevilla para llevarlas a París. En el Real Alcázar se concentraron casi mil obras expoliadas a las instituciones religiosas de Sevilla y provincia. Entre ellas casi cincuenta de Murillo.

En 1813 y tras la expulsión de los franceses de España se contabilizaban en el Real Alcázar menos de diez obras del artista. Las treinta y tantas restantes se las llevó el mariscal Soult. Entre las pocas que quedaron en el Alcázar se encontraba la de "San Francisco Solano y el toro", que se encontraba en el Convento de San Francisco

Francisco Solano y el toro. Pintura de Murillo. 1645-1646.
Murillo realizó esta pintura para el Convento de San Francisco de Sevilla, donde estuvo hasta el año 1810 cuando las tropas napoleónicas la trasladaron al Real Alcázar.

Como otras obras realizadas por el artista para dicho convento, la pintura narra un milagro protagonizado por un santo franciscano con el objetivo de valorizar la grandeza espiritual de la orden. El protagonista es el fraile Francisco Solano, quien estando como misionero en el Convento de la Recolección Franciscana de Lima (República del Perú), sometió de forma milagrosa a un toro que amenazaba a los habitantes de la localidad. En la pintura aparece el santo que, ante el asombro de los campesinos, ha atado los cuernos del animal con el cordón de su hábito, y ha conseguido someterlo para devolverlo a su encierro. 

Sala de Billar (29). Fotografía: El Correo de Andalucía.

Vista del Salón de Embajadores (planta baja) desde una de las estancias contiguas del Comedor de Gala (23). Fotografía: El Correo de Andalucía.

Si tuviera que decantarme por algo en esta parte del Real Alcázar sería, sin duda, por la Capilla de Isabel la Católica (21). Esta capilla pequeñita, cubierta por bóvedas nervadas de crucería y sostenida por dos columnas que más bien parecen estorbar que propiciar para la oración. El oratorio lo compone una escena de coronación de la virgen. 

El altar es un retablo de azulejos (muy original) realizado por Francesco Niculoso Pisano que realizó una fusión entre las técnicas que trajo de Italia con la andalusí propia de la región.

Fotografía: El Correo de Andalucía.

Sigamos por la parte "gratuita".



30, 31 y 32: Exposición de lozas y azulejos de Triana. Colección Carranza.

Pues eso, una colección de azulejos de diferentes estilos y épocas.





En la exposición permanente de la colección Carranza de cerámica sevillana. En ella se pueden observar 170 piezas datadas entre los siglos XII y XVIII, pertenecientes al conjunto reunido durante décadas por el coleccionista y conservador don Vicente Carranza Escudero, que las cedió para su exhibición en el Real Alcázar.

Esta muestra está dedicada a Miguel Ángel Carranza fue inaugurada en noviembre de 2010 y representa una adquisición de gran relevancia para la ciudad de Sevilla. Esta colección da la posibilidad de observar una colección de gran valor, si no también por el enriquecimiento para la ciudad. Ciudad cuna de una de las tradiciones alfareras más famosas del mundo.
  • Siglo XVI. Barro vidriado. En esta primera sala se pueden observar pequeñas piezas horneadas por los alfareros de Niebla y de Triana entre el siglo XII y el XVI. Inspirados en los tejidos que cubrían las antiguas jaimas y las estancias de los hogares musulmanes; los lazos, estrellas, almenas, formas geométricas y elementos vegetales; y con posterioridad animales y elementos heráldicos que decoran estos antiguos azulejos. Se ordenan y se trenzan, repitiéndose y alternándose hasta el infinito para crear hermosos juegos visuales en zócalos, pavimentos y cubiertas.
  • Siglo XVII, cerámica de inspiración italiana y origen de la cerámica tradicional sevillana. El esplendor alcanzado por Sevilla gracias a su estatus de puerto privilegiado en el intercambio con los territorios imperiales de ultramar, comienza pronto a manifestarse en el gusto de sus gentes, pasando de la estilización gótica al humanismo renacentista proveniente de Italia. Se siguen cociendo azulejos con motivos tradicionales en Triana para el recubrimiento de muros y suelos a un ritmo preindustrial. Es en este momento en el que aparece en Sevilla el artesano que revolucionó la técnica en Sevilla: Niculoso Pisano. Este artesano, originario de Pisa comienza a dar órdenes para que su taller también cree piezas de vajilla que reflejen el brillo de los tiempos con sus majestuosos dorados. Triana multiplica entre los siglos XVI y XVII (al igual que otros centros como Málaga, Manises, Granada o Barcelona) su producción de platos y escudillas ornados con bandas concéntricas y motivos vegetales o caligráficos en todos que van del amarillo al cobrizo, combinado en ocasiones con el azul.
  • Siglo XVIII, cerámica de inspiración francesa y holandesa. En estos platos, jarrones y frascos se observan una figuras azules sobre fondo blanco. Son motivos característicos de la cerámica sevillana del siglo XVIII, inspirados en los motivos de la cerámica oriental traída a Europa en cantidades ingentes por las distintas Compañías de Indias, pero también en la cerámica holandesa y portuguesa. Lo interesante de estas piezas es la presencia, por primera vez, de figuras humanas: se reproducen escenas galantes o de caza y montería. A partir de ahora los azulejos tendrán relevancia como elemento arquitectónico: contrahuellas de escaleras, como placas para numerar las casas o para representar el emblema de sus dueños, como soporte para personajes históricos. También sirven para sacralizar el espacio público de la ciudad que se llena con escenas religiosas. En la segunda mitad del siglo el gusto vuelve a cambiar: ahora la principal fuente de inspiración es la cerámica francesa.

Y con esto termino la parte que menos me gusta del Real Alcázar.

Siguiente entrada del Real Alcázar: Palacio del rey don Pedro. Vestíbulo.