sábado, 2 de febrero de 2019

Dolmen de la Pastora (Valencina de la Concepción)

En el extremo norte de la cornisa del Aljarafe y asomando a la vega del río Guadalquivir se localiza un extenso yacimiento arqueológico correspondiente a la Edad del Cobre y el Bronce Antiguo considerado como verdadero núcleo capital de su época. La importancia de este valioso patrimonio cultural se subraya por los magníficos monumentos funerarios conservados (dólmenes), por las construcciones vinculadas a las actividades cotidianas de sus habitantes (cabañas, silos, fosos, etc.) Y por los objetos y útiles asociados, que nos acercan a la vida de unos hombres y al paisaje de hace unos 4.000 años.


En Valencina de la Concepción se conoce un importante conjunto megalítico de construcciones definidas como  recintos funerarios de distintas dimensiones, realizados para acoger a varios difuntos que se disponen tanto en la cámara como en el corredor de estas tumbas colectivas. De entre ellos resaltan por su singularidad algunos monumentos que destacan en el paisaje por la presencia de cúspides del terreno (túmulos) que cubren estructuras de varias decenas de metros, como por ejemplo Matarrubilla, Ontiveros, Montelirio o la Pastora, que es del que vamos a hablar en esta entrada.


La visita al dolmen de la Pastora tiene dos áreas bien diferenciadas: el centro cívico-cultural sito en la Plaza de España, 9, en Valencina y el dolmen propiamente dicho.


Para poder concertar cita previa se puede llamar al teléfono 955 72 02 11.

El horario de visita al museo y al domen es de martes a domingo de 10.00 a 14.00 h.

Los lunes permanece cerrado.




Para empezar con la visita, el centro cívico-cultural proyecta tres vídeos para la interpretación del contexto geográfico e histórico-cultural del entorno del dolmen.




Los vídeos (como pueden verse en la imagen superior) son:
  1. El yacimiento de Valencina. Un video general sobre cómo era el espacio de Valencina en la época en que se construyó el dolmen.
  2. Enterramiento prehistórico. Una interpretación teatral de cómo podrían ser los enterramientos en aquella época.
  3. Hace 5.000 años. Un corto de animación sobre un niño de la época.
Tras la visualización de los videos (que no se hacen largos, la verdad), pasamos al museo. Museo con obras todas ellas procedentes de las excavaciones (lo normal) y todo de la misma época (raro).

Antes de nada, debemos recordar que el entorno de Valencina (y de Sevilla) no es, ni mucho menos, igual que hace 4.000 años. Veamos un mapa explicativo:


En ese tiempo, Valencina de la Concepción se encontraba en la desembocadura del Guadalquivir en el lago Ligustino o lacus Ligustinus. Siendo la primera (o de las primeras) población antes de que el río llegara a las aguas salobres. El entorno físico era muy diferente con bosques y animales hoy día desaparecidos como los uros.

Entremos en el museo.




Intervenciones arqueológicas en Valencina de la Concepción y Castilleja de Guzmán

Improntas vegetales en el revoco de barro que revestían las cabañas


Crecientes y vástagos de cerámica perforados

Cacharrería variada. Entonces no tenían tuppers.

La preparación y consumo de alimentos genera un conjunto de recipientes cerámicos como los cuencos, las ollas, las cazuelas o las fuentes y platos, algunos de los cuales muestran lañas que evidencian su primitiva rotura y reparación. Para el almacenaje se contaba con grandes vasijas que suelen encontrarse en el interior de las cabañas.



No se ve bien, pero las cerámicas están labradas con pequeños puntitos dispuestos en figuars geométricas. Una decoración rústica pero preciosa

A la gente siempre le ha gustado adornarse


Bisutería prehistórica


Herramientas. El black&decker de la época

Moletas con huellas de desgaste

Pigmentos naturales de color rojizo. En algunos casos se han detectado junto a enterramientos.






Molino de mano
En las imágenes superiores pueden verse hachas y azuelas, y en menor medida gubias y percutores, herramientas utilizadas en el trabajo de la madera, las faenas del campo y la construcción.





Las imágenes precedentes pertenecen a la industria lítica tallada. Los útiles más frecuentes son puntas de flecha, láminas y cuchillos generalmente realizados sobre sílex o cuarcita. Le acompañan buriles, raspadores, piezas de hoces, puntas de jabalina y otras piezas de las tareas domésticas para el aprovechamiento de la siega, la caza, las carnes y las pieles.


Los punzones, agujas de hueso y de metal son evidencias arqueológicas de la existencia de una artesanía textil de elaboración de tejidos y labores de cestería y cordelería.

A continuación, las piezas metalúrgicas encontradas en las excavaciones.





Las piezas encontradas comprenden manufacturas como hachas, punzones, agujas y puntas de flecha, así como también elementos para su producción como las toberas de los hornos o los martillos para la forja.



A continuación los restos óseos de tres individuos:

Tres muertecitos

El individuo 1 (el de la izquierda) es un adulto masculino removido a causa del enterramiento del inviduo 2. Solo se conservan algunos restos como el cúbito y el radio, ambos en conexión anatómica, lo que sugiere la existencia de tejidos de retención en el momento de la alteración de su primer enterramiento.

El individuo 2 (el del centro) se corresponde con los restos de un niño de 12-13 años, este fue removido igualmente a causa del enterramiento del tercer individuo.

El individuo 3 (el de la derecha) es un adulto femenino en total conexión anatómica salvo el hombro izquierdo debido a los procesos naturales de descomposición.

El cráneo que se puede observar bajo estas líneas fue hallado en la excavación de La Gallega, perteneciente a un niño de siete años. Se puede observar el proceso de aparición de los dientes definitivos.


El pequeño ídolo oculado es una preciosidad


La verdad es que el museo es pequeño pero el que todo lo expuesto esté relacionado solamente con los yacimientos de hace 4.000 años lo pone en valor respecto a otros museos de la provincia.

Tras el museo, pasamos a movernos hasta el dolmen.







Descubierto en 1860, se trata de un tholos de largo corredor y cámara circular al fondo. La cubierta y el suelo se realizan con grandes losas, mientras que las paredes son de lajas de pizarras que en la cámara conforman una falsa cúpula por aproximación de hiladas. El corredor se divide en tres tramos separados entre sí por losas sobresalientes a modo de puertas. El tramo inicial se ha conservado deficientemente habiendo desaparecido la cubierta y parte de los muros laterales. La orientación de su entrada mirando hacia poniente es distinta al del resto de megalitos andaluces con acceso desde el levante. Posee un corredor de más de 46 metros de longitud.

Maqueta en sección transversal que puede verse en el museo

Ídem corte anterior pero en dibujo y con orientación cambiada
La orientación que presenta, mirando su boca a poniente, exactamente 243º, es extraña en el conjunto de megalitos andaluces, que acostumbran a mirar hacia levante. En este caso, su orientación coincidiría con la posición de la constelación Sirio entre el 2.300 y 2.200 a.n.e., lo que daría argumentos a las hipótesis que sostienen una relación, entre otras, con las estrellas.


Ya dentro del edificio (que no es original), no encontramos con la primera parte de la que apenas se conserva un tramo bastante deteriorado. Aún así, lo que queda merece mucho la pena.

El tolos se compone de un corredor y una cámara, todo ello cubierto por un túmulo. El corredor, el más largo de toda la Península Ibérica, tiene casi 43 metros de longitud, está pavimentado con losas, y comienza, tras el sello de piedra o cierre, por un atrio o vestíbulo que sigue por un estrecho pasillo cuya anchura oscila entre 0,80 y 1 m, y una altura que varía desde los 1,41 m hasta los 1,81 junto a la cámara, lo cual se consigue profundizando en el terreno.


Y llegamos a la entrada del dolmen. Pero antes de penetrar dentro del mismo, detengámonos un momento y observemos el suelo.





El suelo, realizado con grandes losas, desciende ligeramente desde la entrada hasta la cámara, presentando un caso de significativa concentración de elementos circulares tallados.


Ah, decir que si eres alto, hay que agacharse bastante para poder llegar hasta el final del tolos.


Una vez en el fondo, si miramos desde donde hemos venido...


Y llegamos a la cámara circular. Que siendo el corredor tan largo, puede llegar a decepcionar por lo pequeño que es.



Dentro de la cámara encontramos algunas cosas curiosas:

El dintel de "salida" y el techo se pueden tocar prácticamente con las manos
La gran piedra que "cierra" el cúpula por aproximación. Aquí hay unas cuantas toneladas sobre nuestras cabezas
Los huecos han sido rellenados por lascas

Vista desde la cámara interior a la entrada

Hoquedad con difícil interpretación
He ido con mi hijo y me ha dicho: papá, hay ahí una carita de una persona, ¿verdad?


Pues podría ser, no digo yo que no
Y para terminar, la vuelta por el corredor


Antes de irnos, destacar el entorno en el que se encuentra el dolmen:

Vista desde la parte superior del túmulo

Parte superior del monumento

El caminito

Panorámica desde encima del túmulo. Aquí siempre suele ser un día ventoso.

En la siguiente entrada de dólmenes, veremos los que están cerca de este.

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