domingo, 16 de diciembre de 2018

Museo de bellas artes de Sevilla. Sala 1. 4 tablas, 8 santos.

La anterior entrada es sobre la Sala 1.

Para comenzar en la sala 1, vamos a centrarnos en las cuatro tablas, con ocho santos que se ven en la imagen inferior, obra datada sobre el 1480.


Estas imágenes pertenecen al círculo de Juan Sánchez de Castro. Vamos con un poco de historia: en el siglo XV (que es de la época en que están fechadas estas tablas) aparecen en la pintura sevillana los primeros testimonios de artistas conocidos así como de obras firmadas. De este siglo son las primeras manifestaciones pictóricas que conserva el museo.

La figura más destacada es Juan Sánchez de Castro, activo en la ciudad durante la segunda mitad del siglo. De este pintor el museo no conserva obras, pero sí de los artistas que trabajaron bajo la influencia de su estilo.

Entre las obras realizadas en este ámbito artístico hay que destacar el conjunto de cuatro tablas, procedentes del antiguo retablo mayor de la iglesia hispalense de San Benito de Calatrava, en las que se representan ocho santos emparejados. A mediados del siglo XVII las tablas fueron sustituidas por otras encargadas a Valdés Leal y las originales se guardaron hasta ser depositadas en el museo por las Ordenes Militares en 1908.

De hecho, en el anverso (que no puede leerse) aparece una cartela que dice: La Autorización de su Majestad el Rey D. Alfonso XIII, Gran Maestre de las Órdenes Militares, acordaron los caballeros de las mismas residentes en Sevilla que estas cuatro tablas de su pertenencia fueran depositadas en este museo conservando siempre su propiedad lo que verificó en 17 de febrero de 1908.

Volviendo a las tablas, en este círculo artístico de maestros influenciados por Juan Sánchez de Castro se sitúa también la obra de autor anónimo "Retablo de la pasión de Cristo" procedente de la colección Montpensier. Al margen de esta influencia hay que señalar la tabla de "San Miguel Arcángel" cuyo estilo se relaciona con Juan Hispalense, pintor sevillano que trabajó la mayor parte de su vida en tierras castellanas.

Vamos con la obra.

Las figuras muestran unas actitudes ensimismadas, amables, templadas... Los ropajes con los que se han "vestido" a las mismas aparecen plagados de detalles. Todos los suelos, incluso el del río de San Cristóbal, están en perspectiva (tal vez no del todo conseguida), con diseños de tracerías de alicatados y todos están revestidos con pan de oro.


El primer tablero de retablo de doble casa compartimentado por pilarete y arquillos conupilaes con grumos. En cada casa San Jerónimo y San Antonio de Padua ambos en pie sobre fondo dorado, con sus respectivos nombres en la aureola.

Empecemos con San Jerónimo.


Aquí se pueden ver los atributos de San Jerónimo: el libro, que hace referencia a su labor como erudito y traductor de la Biblia, y el león. Según un pasaje de La Leyenda Dorada, cuando Jerónimo estaba de retiro en Belén curó a un león que tenía una pata herida por una espina. A partir de ese momento, el león nunca se separó del santo, le ayudó y le protegió de cualquier amenaza. Otros atributos del santo pero que no aparecen en esta ocasión son el sombrero cardenalicio (porque llegó a ser cardenal) la piedra con la que se golpeaba y la calavera, que aluden a su penitencia en el desierto.


Los atributos de San Antonio de Padua: joven (imberbe), un cordón con tres nudos (que simbolizan la consagración a Dios como religioso franciscano, por los votos de obediencia, pobreza y castidad, el libro (es doctor de la iglesia) y el Niño Jesús (que se cuenta que lo visitó cuando meditaba). El libro parece que está envuelto en un paño verde y no sabemos si son las sagradas escrituras o el libro que escribió él mismo llamado "Sermones".


La segunda tabla representa a San Andrés (apóstol) y San Juan Bautista.


Aquí su atributo: la cruz de San Andrés que es un aspa, en recuerdo del martirio del santo (los romanos eran muy imaginativos para esto de la crucifixión)



La iconografía de San Juan Bautista es clara: con ropa de penitente (con ropa de cordero o camello), señalando al cordero que lleva una bandera de una cruz entre las patas sobre la biblia, que representa a Jesús.


La tercera tabla de retablo es, también, de doble casa en el que se representa a San Antonio Abad y a San Cristóbal (de Licia), separados por la estructura arquitectónica superpuesta, formada por un pilarete del que arrancan dos arcos conopiales lobulados, con decoración de cardinas que destacan sobre el fondo negro con decoración de oro de brocados. Los santos de pie y de cuerpo entero aparecen en tres cuartos, ligeramente girados hacia la izquierda.

En la casa derecha aparece San Cristóbal representado como un hombre joven y fuerte, en el momento de cruzar el río, llevando al Niño Jesús sobre su hombro izquierdo y dos peregrinos en el cinturón. El Niño Jesús sentado y desnudo, lleva atado al cuello un pequeño manto al aire, detalle que da sensación de movimiento a la composición. En su mano izquierda porta el globo terráqueo mientras que eleva la derecha en actitud de bendecir. Las ricas vestiduras del santo imitan los brocados típicos de la época. En el brazo derecho lleva un báculo para apoyarse y en el izquierdo una especie de rueda pétrea, que según Post puede estar relacionado con su martirio. Sobre el nimbo se lee su nombre.




En la casa izquierda se representa a San Antonio Abad, una jabalina de cuando fue a Cataluña a exorcizar a una mujer y se la encontró con un lechón en la boca ciego y sin patas. San Antón lo bendijo y, milagrosamente, el lechón volvió a ver y le crecieron las extremidades. La jabalina en agradecimiento no volvió a separarse del santo.

En la segunda imagen podemos ver el bastón en forma de tau, ya que la orden de San Antonio se dedicaban en exclusiva a cuidar los enfermos de ergotismo. Estos frailes llevaban hábito oscuro con una gran T azul en el pecho. Además vemos una campanilla (por lo de cuidar a los enfermos), el libro de la regla de los antonianos y el símbolo también del tau pintado en su túnica.

San Antonio aparece como un hombre de avanzada edad, con frondosa barba, ataviado con un gran manto oscuro, que le cubre todo el cuerpo y portando en las manos un libro abierto y un bastón. Sobre el nimbo dorado se lee "San Antón, ermitaño".





En la casa derecha aparece San Cristóbal representado como un hombre joven y fuerte, en el momento de cruzar el río, llevando al Niño Jesús sobre su hombro izquierdo y dos peregrinos en el cinturón. El Niño Jesús sentado y desnudo, lleva atado al cuello un pequeño manto al aire, detalle que da sensación de movimiento a la composición. En su mano izquierda porta el globo terráqueo mientras que eleva la derecha en actitud de bendecir. Las ricas vestiduras del santo imitan los brocados típicos de la época. En el brazo derecho lleva un báculo para apoyarse y en el izquierdo una especie de rueda pétrea, que según Post puede estar relacionado con su martirio. Sobre el nimbo se lee su nombre.

Aquí se pueden observar varios atributos de San Cristóbal (Ἅγιος Χριστόφορος, Ágios Christóforos, es decir, el portador de Cristo). Según la tradición, este santo medía más de 5 metros. En la primera imagen pueden verse las piernas de este santo que están en el agua, ya que este santo-gigante ayudaba a pasar un río a la gente porque no había puente para salvar dicho río. En la siguiente imagen puede observarse lo grande que era, que usaba una vara-árbol como báculo. En el cinto lleva atados a un par de personas que está ayudando a pasar el río, y sobre su hombro (imagen 4) se encuentra al niño Jesús. En mitad del trayecto el peso del niño aumentó enormemente. Tras conseguir llegar a la orilla opuesta con esfuerzo supremo, San Cristóbal confesó lo difícil que le habías ido superar la situación y que en sus hombros había sentido un peso superior al de todo el mundo. El niño le dijo que sobre sus hombros acarreaba al mundo entero y a su creador, y como prueba de ello al día siguiente su vara reverdecería y daría fruto.

En su papel de portador de Cristo, era frecuente representar este santo junto a la puerta de las iglesias (por ejemplo, el fresco monumental que hay en la catedral de Sevilla). En 1970 se retiró a San Cristóbal del Calendario romano, posiblemente por las dudas de las existencia "real" de dicho santo.

Curiosidad:


El niño Jesús lleva un plano de la tierra con Asia y Europa en la parte de arriba y África en la parte de abajo. Los mapas medievales divididos así son conocidos como de "T en O" y representan el mundo habitado tal y como lo describió Isidoro de Sevilla en el siglo VII en sus Etimologías. Esta división es la tradicional cristiana de la Tierra en tres continentes corresponde a la división que se hace en la biblia de la misma entre los tres hijos de Noé: Jafet, Europa; Cam, África y Sem, Asia. 


Y llegamos al cuarto tablero de retablo de doble casa compartimentada por pilarete y arquillos conopiales con grumos, con Santa Catalina (de Alejandría) y San Sebastián, ambos de pie, sobre fondo dorado y con sus respectivos atributos y nombres en las aureolas

San Sebastián vestido, qué rareza








Los atributos de Santa Catalina son la espada y la corona (de noble), las ruedas con cuchillas rotas (porque cuando tocaban su cuerpo se rompían) y sobre el emperador Majencio.




En la imagen superior puede verse que está barbado (algo raro en las representaciones posteriores), una flecha clavada en su pecho (que es como fue martirizado) además de las ropas y el calzado de caballero.

Para terminar con esta obra, decir que las tablas no solo están pintadas, sino que las coronas que poseen todos estos santos están en relieve con pan de oro, como se puede ver en la siguiente imagen.

Oro del bueno

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