domingo, 13 de enero de 2019

Estatua de Fernando VII

Me he estado pensando mucho tiempo si hacer o no hacer esta entrada porque no me apetecía hablar del peor rey que ha tenido España, no en vano su apodo (además del "Deseado") es el rey Felón.

Pues nada, vamos con esta estatua de Fernando VII.

Pero qué feo es el condenao

De perfil no mejora

Aparte de feo es enorme. Vease esta foto del autor del blog con la estatua de este impresentable
Este "monumento" está, desde hace un tiempo, en el convento de Santa Clara. La verdad es que está en un rincón, bastante "poco a la vista" y es porque no es muy popular (y con razón) por lo anteriormente dicho.

El felón con vistas a la Torre de Don Fadrique
Pierre Joseph Chardigny realizó en 1831 una estatua de Fernando VII en bronce.

Estuvo ubicada en un principio en Barcelona, pero al exiliarse la reina María Cristina se la llevó a Francia en 1840, al Palacio de la Malmaison. Con el tiempo pasó a propiedad de Napoleon III en 1842 hasta la venta del palacio en 1861, cuando fue enviada a la Infanta María Luisa Fernanda, que residía en Sevilla. A fin de cuentas, era la estatua de su padre.

Con motivo de la visita a Sevilla de su hermana, la reina Isabel II, la Infanta mandó labrar un pedestal que lucía el escudo de España.

El conjunto fue colocado en los jardines del palacio de San Telmo en 1862.

Qué forma de estropear uin jardín tan bonito

Sin embargo, esta estatua ha sido trasladada dentro de Sevilla varias veces. A ver quién es el guapo que quiere quedarse con este paquete...

Se estuvo moviendo desde el palacio de San Telmo a los jardines, la que fuera huerta del desaparecido Convento de San Diego. De ahí a las cercanías de la ría de los jardines, donde actualmente se encuentran las glorietas de Luca de Tena y de Luis Montoto. Posteriormente, 1893, la infanta cedió parte de sus jardines a la ciudad, y volvieron a trasladarla a una glorieta rodeada de columnas rematadas por estatuillas, en cuyo centro se colocó la estatua. Y finalmente, con la Segunda República, fue trasladada para evitar su destrucción a su ubicación actual, el antiguo Museo Arqueológico Municipal, actual convento de Santa Clara.

Uno de los traslados, posiblemente el de la II República
Buscando información sobre esta estatua he encontrado algo muy curioso:

A la estatua le faltan los brazos, el sable y el fajín.

Pues bien en el blog La Sevilla que no conocemos han dado con todo ello.





Al parecer Don Fernando Marmolejo estaba paseando por el mercadillo de El Jueves de la calle Feria y allí encontró tirados en el suelo, lo que se ve en las imágenes superiores: los dos brazos, el sable y el fajín , todo ello de bronce. Reconociendo inmediatamente su procedencia, por sus conocimientos de Sevilla, rápidamente procedió a adquirirlos para librarlos de una segura desaparición en una fundición.

Se puso en contacto con las personas oportunas, informando de su hallazgo y de que estaban a salvo en su manos, ofreciéndose a donarlos, para la total restauración de la estatua (al margen de quién representara) con la única condición de que la misma volviera a ocupar un lugar digno en Sevilla. Su esfuerzo y generoso ofrecimiento cayó en saco roto, pues Fernando VII sigue igual y estos restos que le falta siguen en poder de la familia Marmolejo. Y por muchos años, añadiría yo.

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